1-2. Después de la conquista —aun cuando siete de las tribus de Israel aún no habían entrado a conquistar la tierra que Jehová les había dado—, todo Israel se reunió en Silo para levantar el Tabernáculo.
3. Josué les preguntó:¿Cuánto tiempo van a esperar antes de exterminar a la gente que vive en la tierra que Jehová su Dios les ha dado?
4. Elijan tres hombres de cada tribu y yo los enviaré para explorar los territorios aún no conquistados y traer un informe de su extensión y de sus límites naturales, para poder repartirlos entre ustedes.
7. Pero recuerden que los levitas no recibirán tierra: son sacerdotes de Jehová, y ese sacerdocio es su herencia. Por supuesto, las tribus de Gad, Rubén y la media tribu de Manasés no recibirán nada más, porque ya tienen la tierra que les concedió Moisés, siervo de Jehová, en el lado oriental del Jordán.
8. Los exploradores salieron a preparar un mapa del territorio y rendir un informe a Josué, para que éste pudiera asignar las secciones de tierra a las siete tribus por medio de un sorteo.
9. Los hombres hicieron lo que se les había ordenado, y dividieron el territorio en siete secciones, e hicieron una lista de las ciudades de cada sección. Luego regresaron ante Josué en el campamento de Silo.
10. Allí, en el Tabernáculo en Silo, Jehová le mostró a Josué por medio de suertes la sección que cada tribu debía recibir.