2 Reyes 4:19-34 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

19. Estando en eso, gritó a su papá: —¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele la cabeza! El papá le dijo al criado: —Llévenlo a su mamá.

20. Lo llevaron a donde estaba la mamá y ella lo acostó en su falda y por la tarde el niño murió.

21. La mujer subió y acostó al niño en la cama del hombre de Dios. Cerró la puerta y salió del cuarto.

22. Ella llamó a su esposo y le dijo: —Por favor, mándame a uno de los siervos con un burro para ir rápido a buscar al hombre de Dios, y volver en seguida.

23. El hombre le contestó: —¿Por qué vas a buscarlo hoy si no es Luna nueva ni día de descanso? Ella dijo: —¡Adiós!

24. Entonces ensilló el burro y le dijo al siervo: —¡Vámonos, apúrate! No aminores la marcha a menos que yo te lo diga.

25. La mujer fue al monte Carmelo para buscar al hombre de Dios. Cuando el hombre de Dios vio que la sunamita se acercaba, Eliseo le dijo a su siervo Guiezi: —¡Mira, ahí está la sunamita!

26. ¡Corre a su encuentro! Pregúntale: ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Está bien tu esposo? ¿Está bien el niño? Ella respondió al criado: —Todo está bien.

27. Pero la sunamita subió hasta donde estaba el hombre de Dios. Se aferró a los pies de Eliseo y Guiezi se acercó para quitarla. Pero el hombre de Dios le dijo a Guiezi: —¡Déjala en paz! Está desconsolada y el SEÑOR no me advirtió de nada, me ocultó esta noticia.

28. Entonces ella dijo: —Señor, yo no te pedí un hijo. Te dije: “No me tomes el pelo”.

29. Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Prepárate para el viaje. ¡Agarra mi bastón y vete ya! Si encuentras a alguien por el camino, no lo saludes, y si alguien te saluda, no te detengas para contestar el saludo. Coloca mi bastón en la cara del niño.

30. Sin embargo la madre del niño le dijo: —¡Juro por el SEÑOR viviente y por su vida que no me iré sin usted! Así que Eliseo se levantó y la siguió.

31. Guiezi llegó a la casa antes que Eliseo y la mujer sunamita. Guiezi colocó el bastón en la cara del niño, pero el niño no habló ni respondió nada. Entonces Guiezi salió al encuentro de Eliseo y le dijo: —¡El niño no se despierta!

32. Eliseo entró a la casa y ahí estaba el niño, muerto, tendido en su cama.

33. Eliseo entró al cuarto y cerró la puerta. Entonces oró al SEÑOR.

34. Después Eliseo se acercó a la cama y se acostó sobre el niño. Puso sus ojos donde estaban los ojos del niño, su boca en la boca del niño, sus manos arriba de las manos del niño. Se acostó encima del niño hasta que su cuerpo entró en calor.

2 Reyes 4