3. Jesús puso la mano sobre él y le contestó:—¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!Y el hombre quedó sano de inmediato.
4. Después, Jesús le dijo:—¡Escucha bien esto! No le digas a nadie lo que sucedió. Vete a donde está el sacerdote, y lleva la ofrenda que Moisés ordenó. Así los sacerdotes serán testigos de que ya no tienes esa enfermedad.
5. En cierta ocasión, Jesús fue al pueblo de Cafarnaúm. Allí, se le acercó un capitán del ejército romano
6. y le dijo:—Señor Jesús, mi sirviente está enfermo en casa. Tiene fuertes dolores y no puede moverse.