San Mateo 8:3-11 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

3. Jesús puso la mano sobre él y le contestó:—¡Quiero hacerlo! ¡Ya estás sano!Y el hombre quedó sano de inmediato.

4. Después, Jesús le dijo:—¡Escucha bien esto! No le digas a nadie lo que sucedió. Vete a donde está el sacerdote, y lleva la ofrenda que Moisés ordenó. Así los sacerdotes serán testigos de que ya no tienes esa enfermedad.

5. En cierta ocasión, Jesús fue al pueblo de Cafarnaúm. Allí, se le acercó un capitán del ejército romano

6. y le dijo:—Señor Jesús, mi sirviente está enfermo en casa. Tiene fuertes dolores y no puede moverse.

7. Entonces Jesús le dijo:—Iré a sanarlo.

8. Pero el capitán respondió:—Señor Jesús, yo no merezco que entre usted en mi casa. Basta con que ordene desde aquí que mi sirviente se sane y él quedará sano.

9. Porque yo sé lo que es dar órdenes y lo que es obedecer. Si yo le ordeno a uno de mis soldados que vaya a algún sitio, ese soldado va. Si a otro le ordeno que venga, él viene; y si mando a mi sirviente que haga algo, lo hace.

10. Jesús se quedó admirado al escuchar la respuesta del capitán. Entonces le dijo a la gente que lo seguía:—¡Les aseguro que, en todo Israel, nunca había conocido a alguien que confiara tanto en mí como este extranjero!

11. Oigan bien esto: De todas partes del mundo vendrá gente que confía en Dios como confía este hombre. Esa gente participará en la gran cena que Dios dará en su reino. Se sentará a la mesa con sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.

San Mateo 8