San Mateo 27:39-57 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

39. La gente que pasaba por allí insultaba a Jesús y se burlaba de él, haciéndole muecas

40. y diciéndole: «Tú dijiste que podías destruir el templo y construirlo de nuevo en tres días. ¡Si tienes tanto poder, sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz!»

41. También los sacerdotes principales, los maestros de la Ley y los líderes del pueblo se burlaban de él. Decían:

42. «Éste salvó a otros, pero no puede salvarse a sí mismo. Dice que es el rey de Israel. ¡Pues que baje de la cruz y creeremos en él!

43. Dijo que confiaba en Dios, y que era el Hijo de Dios. ¡Pues si en verdad Dios lo ama, que lo salve ahora!»

44. Y también insultaban a Jesús los bandidos que fueron clavados a su lado.

45. Desde el mediodía hasta las tres de la tarde, el cielo se puso oscuro.

46. A esa hora, Jesús gritó con mucha fuerza: «¡Elí, Elí!, ¿lemá sabactani?»Eso quiere decir: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?»

47. Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron: «¡Está llamando al profeta Elías!»

48. Uno de ellos buscó enseguida una esponja, la empapó con vinagre, la ató en el extremo de un palo largo y se la acercó a Jesús, para que bebiera.

49. Los demás que observaban le dijeron: «Déjalo, vamos a ver si Elías viene a salvarlo.»

50. Jesús lanzó otro fuerte grito, y murió.

51. En aquel momento, la cortina del templo se partió en dos, de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron;

52. las tumbas se abrieron, y muchos de los que confiaban en Dios y ya habían muerto, volvieron a vivir.

53. Después de que Jesús resucitó, esas personas entraron en Jerusalén y mucha gente las vio.

54. El oficial romano y los soldados que vigilaban a Jesús sintieron el terremoto y vieron todo lo que pasaba. Temblando de miedo dijeron: «¡Es verdad, este hombre era el Hijo de Dios!»

55. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos. Ellas habían seguido y ayudado a Jesús durante su viaje desde Galilea.

56. Entre esas mujeres estaban María Magdalena; María, madre de Santiago y de José; y la esposa de Zebedeo.

57. Al anochecer, un hombre rico llamado José se acercó al lugar. Era del pueblo de Arimatea y se había hecho seguidor de Jesús.

San Mateo 27