38. ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos qué ponerte?
39. No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.”
40. »Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.”
41. »Luego les diré a los malvados: “¡Aléjense de mí! Lo único que pueden esperar de Dios es castigo. Váyanse al fuego que nunca se apaga, al fuego que Dios preparó para el diablo y sus ayudantes.
42. Porque cuando tuve hambre, ustedes no me dieron de comer; cuando tuve sed, no me dieron de beber;