31. Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo:—Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste?
32. En cuanto los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar.
33. Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron:—¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios!
34. Jesús y sus discípulos cruzaron el lago hasta llegar al pueblo de Genesaret.
35. Cuando los del pueblo reconocieron a Jesús, dieron aviso por toda la región. Entonces la gente llevó a los enfermos a donde estaba Jesús,
36. y le rogaban que al menos los dejara tocar el borde de su manto. ¡Y todos los enfermos que tocaron el manto de Jesús quedaron sanos!