San Marcos 7:21-23-37 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

5. Y le preguntaron a Jesús:—¿Por qué tus discípulos no siguen las costumbres que desde hace mucho han practicado nuestros antepasados? ¿Por qué comen sin haberse lavado las manos?

6. Jesús les respondió:—¡Ustedes son unos hipócritas! Dios tenía razón cuando dijo por medio del profeta Isaías:“Este pueblo dice que me obedece,pero en verdad nunca piensa en mí.

7. De nada sirve que ustedes me alaben,pues inventan reglasy luego las enseñandiciendo que yo las ordené.”

8. »Ustedes desobedecen los mandamientos de Dios para poder seguir enseñanzas humanas.

9. Han aprendido muy bien la manera de rechazar los mandamientos de Dios para seguir sus propias enseñanzas.

21-23. Porque si alguien dice cosas malas, es porque es malo y siempre está pensando en el mal, y en cómo hacer cosas indecentes, o robar, o matar a otros, o ser infiel en el matrimonio. Esa gente vive pensando solamente en cómo hacerse rica, o en hacer maldades, engañar, ser envidiosa, insultar y maldecir a otros, o en ser necia y orgullosa.»

24. Después, Jesús salió de allí y fue hasta la región de la ciudad de Tiro. En ese lugar, se quedó unos días en una casa, y no quería que nadie supiera dónde estaba. Pero no pudo esconderse.

25-26. Una mujer supo que Jesús estaba en el lugar, y fue a buscarlo, pues su hija tenía un espíritu malo. Esta mujer no era judía; era de la región de Fenicia, que está en Siria. Cuando encontró a Jesús, se arrodilló delante de él y le rogó que librara del espíritu malo a su hija.

27. Pero Jesús le dijo:—Deja que primero coman los hijos, pues no está bien quitarles la comida para echársela a los perros.

28. Y ella le contestó:—¡Señor, eso es cierto! Pero aun los perros comen las sobras que se les caen a los hijos debajo de la mesa.

29. Jesús le dijo:—¡Mujer, es muy cierto lo que dices! Vete tranquila a tu casa, pues el demonio ya salió de tu hija.

30. La mujer regresó a su casa y, cuando llegó, encontró a su hija acostada en la cama. El demonio ya había salido de ella.

31. Jesús volvió a salir de la región de Tiro. Pasó por la región de Sidón y llegó al Lago de Galilea, en el territorio de Decápolis.

32. Allí le llevaron a Jesús un hombre sordo y tartamudo, y le rogaron que pusiera las manos sobre él para sanarlo.

33. Jesús tomó al hombre y lo llevó aparte, lejos de la gente. Luego puso sus dedos en los oídos del hombre y le puso saliva en la lengua.

34. Después miró al cielo, suspiró y dijo: «¡Efatá!», palabra que significa «¡Ábrete!»

35. En ese momento el hombre pudo oír y hablar normalmente.

36. Jesús le ordenó a la gente que no se lo contara a nadie; pero cuanto más lo ordenaba, más lo contaba la gente,

37. porque estaba muy admirada y decía: «Jesús todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!»

San Marcos 7