San Marcos 5:17-32 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

2-6. Allí había un cementerio, donde vivía un hombre que tenía un espíritu malo. Nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. ¡Cuántas veces lo habían encadenado y le habían sujetado los pies con gruesos aros de hierro! Pero él rompía las cadenas y despedazaba los aros. ¡Nadie podía con su terrible fuerza! Día y noche andaba en el cementerio y por los cerros, dando gritos y lastimándose con piedras.En el momento en que Jesús bajaba de la barca, el hombre salía del cementerio, y al ver a Jesús a lo lejos, corrió y se puso de rodillas delante de él.

17. Pero la gente le pidió a Jesús que se fuera a otro lugar.

18. Cuando Jesús estaba subiendo a la barca, el hombre que ahora estaba sano le rogó que lo dejara ir con él.

19. Pero Jesús le dijo:—Vuelve a tu casa y cuéntales a tu familia y a tus amigos todo lo que Dios ha hecho por ti, y lo bueno que ha sido contigo.

20. El hombre se fue, y en todos los pueblos de la región de Decápolis contaba lo que Jesús había hecho por él. La gente escuchaba y se quedaba asombrada.

21. Jesús llegó en la barca al otro lado del lago, y se quedó en la orilla porque mucha gente se juntó a su alrededor.

22. En ese momento llegó un hombre llamado Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga. Cuando Jairo vio a Jesús, se inclinó hasta el suelo

23. y le rogó:—Mi hijita está a punto de morir. ¡Por favor, venga usted a mi casa y ponga sus manos sobre ella, para que se sane y pueda vivir!

24. Jesús se fue con Jairo. Mucha gente se juntó alrededor de Jesús y lo acompañó.

25. Entre la gente, iba una mujer que había estado enferma durante doce años. Perdía mucha sangre,

26. y había gastado en médicos todo el dinero que tenía, pero ellos no habían podido sanarla. Al contrario, le habían hecho sufrir mucho, y cada día se ponía más enferma.

27-28. La mujer había oído hablar de Jesús, y pensaba: «Si tan sólo pudiera tocar su ropa, quedaría sana.» Por eso, cuando la mujer vio a Jesús, se abrió paso entre la gente, se le acercó por detrás y le tocó la ropa.

29. Inmediatamente la mujer dejó de sangrar, y supo que ya estaba sana.

30. Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él. Entonces miró a la gente y preguntó:—¿Quién me tocó la ropa?

31. Sus discípulos le respondieron:—¡Mira cómo se amontona la gente sobre ti! ¿Y todavía preguntas quién te tocó la ropa?

32. Pero Jesús miraba y miraba a la gente para descubrir quién lo había tocado.

San Marcos 5