25. Cuando Dios haga que los muertos vuelvan a vivir, nadie se va a casar, porque todos serán como los ángeles del cielo.
26. Y en cuanto a si los muertos vuelven a vivir, ustedes pueden leer en la Biblia la historia de la zarza. Allí, Dios le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus antepasados.”
27. Por tanto, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Dios todos ellos están vivos. ¡Qué equivocados están ustedes!
28. Uno de los maestros de la Ley escuchó la conversación entre Jesús y los saduceos. Al ver que Jesús les respondió muy bien, se acercó y le preguntó:—¿Cuál es el mandamiento más importante de todos?
29. Jesús le contestó:—El primero y más importante de los mandamientos es el que dice así: “¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel.
30. Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales.”
31. Y el segundo mandamiento en importancia es: “Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo.” Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos.
32. El maestro de la Ley le dijo:—Muy bien, Maestro. Lo que dices es cierto: sólo Dios es nuestro dueño, y no hay otro como él.
33. Debemos amarlo con todo nuestro ser, y amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estos mandamientos son más importantes que cumplir con todos los ritos y deberes religiosos.
34. Como Jesús vio que el maestro de la Ley le dio una buena respuesta, le dijo:—No estás lejos del reino de Dios.Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
35. Mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:«¿Por qué dicen los maestros de la Ley que el Mesías será de la familia del rey David?