27. Después de esto, Jesús se fue de aquel lugar. En el camino vio a un hombre llamado Mateo, que estaba cobrando impuestos para el gobierno de Roma. Jesús le dijo: «Sígueme».
28. Mateo se levantó, dejó todo lo que tenía, y lo siguió.
29. Ese mismo día, Mateo ofreció en su casa una gran fiesta en honor de Jesús. Allí estaban comiendo muchos cobradores de impuestos y otras personas.
30. Algunos fariseos y maestros de la Ley comenzaron a hablar contra los discípulos de Jesús, y les dijeron:—¿Por qué comen ustedes con los cobradores de impuestos y con toda esta gente mala?
31. Jesús les respondió:—Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos.
32. Yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos.
33. Algunas personas le dijeron a Jesús:—Los discípulos de Juan el Bautista y los seguidores de los fariseos siempre dedican tiempo para ayunar y para orar. Tus discípulos, en cambio, nunca dejan de comer y de beber.
34. Jesús les respondió:—Los invitados a una fiesta de bodas no ayunan mientras el novio está con ellos.