2. De pronto, un hombre que tenía las piernas y los brazos hinchados se paró delante de él.
3. Jesús miró a los maestros de la Ley y a los fariseos, y les preguntó: «¿Se debe, o no se debe sanar a un enfermo el día de descanso?»
4. Ellos se quedaron callados.Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo sanó y lo despidió.
5. Después, les preguntó a los que estaban presentes: «Si uno de sus hijos, o uno de sus bueyes, se cayera en un pozo, ¿no es cierto que lo sacarían de inmediato, aunque fuera sábado?»
6. Pero ellos no pudieron decir nada.
34-35. »La sal es buena, pero cuando pierde sus capacidades se tira a la basura, pues ya no sirve ni para el horno de barro ni para hacer combustible con el estiércol. ¡Si en verdad tienen oídos, presten mucha atención!»