4. En el viaje, tenía que pasar por Samaria.
5. En esa región llegó a un pueblo llamado Sicar. Cerca de allí había un pozo de agua que hacía mucho tiempo había pertenecido a Jacob. Cuando Jacob murió, el nuevo dueño del terreno donde estaba ese pozo fue su hijo José.
6. Eran como las doce del día, y Jesús estaba cansado del viaje. Por eso se sentó a la orilla del pozo,
9. Como los judíos no se llevaban bien con los de Samaria, la mujer le preguntó:—¡Pero si usted es judío! ¿Cómo es que me pide agua a mí, que soy samaritana?
23-24. Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!
25. La mujer le dijo:—Yo sé que va a venir el Mesías, a quien también llamamos el Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
26. Jesús le dijo:—Yo soy el Mesías. Yo soy, el que habla contigo.
27. En ese momento llegaron los discípulos de Jesús, y se extrañaron de ver que hablaba con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué conversaba con ella.
28. La mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y le dijo a la gente:
29. «Vengan a ver a un hombre que sabe todo lo que he hecho en la vida. ¡Podría ser el Mesías!»
30. Entonces la gente salió del pueblo y fue a buscar a Jesús.
31. Mientras esto sucedía, los discípulos le rogaban a Jesús:—Maestro, por favor, come algo.
32. Pero él les dijo:—Yo tengo una comida que ustedes no conocen.