3. Coré y su grupo fueron a decirles a Moisés y a Aarón:—¡Ya estamos hartos de que ustedes se crean los jefes de todos nosotros! Dios está con todo el pueblo, y a todos nos ha elegido para servirle. ¿Por qué quieren hacerlo todo?
4. Cuando Moisés oyó esto, se tiró de cara al suelo,
8. Luego Moisés le dijo a Coré:—¡Escúchame, tú y los descendientes de Leví que están contigo!
9. ¿Les parece poco que Dios los haya elegido de entre todos los israelitas para que le sirvan en su santuario?
16-17. Luego Moisés le recordó a Coré que debía venir al día siguiente con Aarón y los doscientos cincuenta descendientes de Leví, y traer sus braseros para quemar incienso delante de Dios.
18-19. Al día siguiente, Coré reunió a todos sus compañeros frente al santuario para enfrentarse a Moisés y a Aarón. Cada uno llevaba su brasero encendido. Entonces Dios se presentó con toda su gloria delante del pueblo,
20. y les dijo a Moisés y a Aarón:
21. —¡Aléjense de esta gente, porque ahora mismo los voy a destruir a todos!
22. Moisés y Aarón se tiraron de cara al suelo, y le dijeron a Dios:—Dios mío, tú que nos das vida a todos, ¡no los mates! ¿Vas a destruirlos por culpa de un solo hombre?
23. Dios le respondió a Moisés:
24. —Diles a todos los israelitas que se alejen de las tiendas de campaña donde están Coré, Datán y Abiram.
25. Moisés se levantó y fue a donde estaban Datán y Abiram. Con él iban los ancianos que eran jefes del pueblo.
26. Y Moisés le dijo a todo el pueblo: «Aléjense de las tiendas de esos malvados, y ni siquiera toquen lo que les pertenece. No sea que por su culpa mueran también ustedes».
27. El pueblo se alejó de Datán, Abiram y Coré, que estaban a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres y sus hijos.
28. Entonces Moisés dijo:«Ahora verán que yo sólo sigo órdenes de Dios, y no actúo por mi propia cuenta.
29. Si esta gente muere normalmente, como cualquiera de nosotros, entonces significa que yo hago las cosas por mi cuenta.
30. Pero si Dios hace algo extraordinario, y se abre la tierra y se los traga vivos, no habrá duda de que ellos se rebelaron contra Dios».
31. En cuanto Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió
32. y se tragó vivos a todos los que habían seguido a Coré, junto con sus familias y todas sus pertenencias.