8. »Ningún sacerdote debe volverse impuro por comer carne de animales que se hayan encontrado muertos o destrozados por las fieras. Yo soy el Dios de Israel.
9. »Todos los sacerdotes deben cumplir con este mandamiento. Si no lo cumplen, morirán. Yo, el Dios de Israel, los he consagrado a mi servicio.
12. »Si la hija de un sacerdote se casa con un hombre que no es sacerdote, ella no podrá ya comer de las ofrendas especiales.
13. Pero podrá comer de ellas si llega a quedar viuda, o su esposo se divorcia de ella sin haber tenido hijos, y ella vuelve a la casa de su padre.