9. ¡Adiós, maestros de la ley!¡Adiós, profetas!¡Dios ya no habla con nosotros!El rey y los capitanesandan perdidos entre las naciones.La ciudad quedó desprotegida,pues Dios derribó sus portones.
10. De luto están vestidoslos ancianos de Jerusalén.En silencio se sientan en el sueloy se cubren de ceniza la cabeza.¡Las jóvenes de Jerusalénbajan la cabeza llenas de vergüenza!
11. Estoy muy triste y desanimadoporque ha sido destruida mi ciudad.¡Ya no me quedan lágrimas!¡Siento que me muero!Por las calles de Jerusalénveo morir a los recién nacidos.
12. Tímidamente claman los niños:«¡Mamá, tengo hambre!»;luego van cerrando los ojosy mueren en las calles,en brazos de su madre.
13. Incomparable eres tú, Jerusalén;¿Qué más te puedo decir?¿Qué puedo hacer para consolarte,bella ciudad de Jerusalén?Tus heridas son muy profundas;¿quién podría sanarlas?
14. Jamás te dijeron la verdad;los profetas te mintieron.Si no te hubieran engañado,ahora estarías a salvo.Pero te hicieron creer en mentirasy no señalaron tu maldad.