8. Entonces Manoa le rogó a Dios: «¡Dios mío, que venga otra vez ese hombre que mandaste! ¡Que nos enseñe lo que debemos hacer con el hijo que nacerá!»
9. Dios hizo lo que Manoa le pidió, y mandó otra vez al ángel, el cual se le apareció a la mujer cuando ella estaba en el campo. Como Manoa no estaba allí,
10. ella se fue corriendo a llamarlo:—¡Manoa! ¡Manoa! ¡Aquí está el hombre que vi el otro día!
11. Manoa se levantó y acompañó a su esposa hasta donde estaba el hombre, y le preguntó:—¿Eres tú quien habló con mi esposa el otro día?El hombre le respondió que sí,
12. y entonces Manoa le dijo:—Cuando se cumpla lo que dijiste, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Qué debemos hacer?
13. El ángel de Dios le dijo a Manoa:—Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho.
14. Es decir, no debe comer nada que esté hecho de uvas, ni tomar vino ni otras bebidas alcohólicas, ni comer comida impura. Tiene que hacer todo esto, tal como se lo he mandado.
17. Entonces Manoa le preguntó al ángel:—¿Cómo te llamas? Dinos tu nombre, para poder darte las gracias cuando se cumpla lo que nos has dicho.
18. El ángel le contestó:—Mi nombre es un secreto; ¿para qué me lo preguntas?
19. Así que Manoa tomó el cabrito y la ofrenda de cereales, los colocó sobre una roca, y los ofreció en sacrificio a Dios. En ese momento sucedió algo maravilloso:
22. Entonces Manoa le dijo a su esposa:—Vamos a morir, porque hemos visto a Dios.