15. con esta respuesta:«Nosotros no les hemos quitado tierras a los moabitas ni a los amonitas.
16. Lo que ocurrió fue que, cuando salimos de Egipto, cruzamos el desierto hasta el Mar de los Juncos y llegamos a Cadés.
17. Luego enviamos mensajeros al rey de Edom pidiéndole permiso para pasar por su territorio, pero él no nos dejó pasar. También se enviaron mensajeros al rey de los moabitas, y él tampoco nos dio permiso, así que nos quedamos en Cadés.
18. »Después seguimos por el desierto, rodeando el territorio de Edom y de los moabitas. Cuando llegamos al este del territorio moabita, acampamos allí, al otro lado del río Arnón, y como este río es la frontera no entramos a territorio moabita.
19. Entonces mandamos mensajeros a Sihón, el rey amorreo de Hesbón, pidiéndole que nos dejara pasar por su territorio para llegar al nuestro.
20. Pero el rey Sihón desconfió de nosotros, y no nos permitió pasar por su territorio. Al contrario, acampó en Jahas con todo su ejército y nos atacó.
21. Sin embargo nuestro Dios nos hizo vencer a todo el ejército de Sihón. Entonces nos apoderamos de todo el territorio de los amorreos que vivían allí,
22. desde el río Arnón hasta el río Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
23. ¿Y ahora quieres tú recuperar el territorio que el Dios de Israel les quitó a ustedes y nos dio a nosotros?
24. Lo que su dios Quemós les ha dado es de ustedes, y lo que nuestro Dios nos ha dado es de nosotros.
25. »¿Te crees más importante que Balac, el rey de los moabitas? Él nunca combatió contra los israelitas ni les hizo la guerra.
26. Trescientos años hemos vivido en Hesbón y en Aroer, en las aldeas que las rodean, y en las ciudades a orillas del río Arnón; ¿por qué en todo este tiempo no se apoderaron de estos territorios?
27. Yo no les he hecho ningún mal. Son ustedes los que están actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre ustedes y nosotros!»
28. Pero el rey de los amonitas no hizo caso del mensaje que Jefté le envió.
29. Después de esto el espíritu de Dios actuó sobre Jefté, y lo hizo recorrer los territorios de Galaad y Manasés, y volver después a Mispá de Galaad. De allí Jefté fue al territorio de los amonitas,
30. en donde le prometió a Dios: «Si me das la victoria sobre los amonitas,
31. yo te ofreceré como sacrificio a la primera persona de mi familia que salga a recibirme».
32. Jefté cruzó el río para atacar a los amonitas, y Dios le dio la victoria sobre ellos.
33. Mató a muchos enemigos y conquistó veinte ciudades, desde Aroer hasta la zona de Minit, llegando hasta Abel-queramim. Así los israelitas dominaron a los amonitas.