1. Había una vez, en cierto país llamado Uz, un hombre muy bueno y honrado. Siempre obedecía a Dios en todo y evitaba hacer lo malo. Se llamaba Job,
4. Los hijos de Job hacían grandes fiestas, y siempre invitaban a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos. Eran tantas las fiestas que hacían, que se iban turnando entre ellos.
5. Después de cada fiesta, Job llamaba a sus hijos y celebraba una ceremonia para pedirle a Dios que les perdonara cualquier pecado que pudieran haber cometido. Se levantaba muy temprano y le presentaba a Dios una ofrenda por cada uno de sus hijos. Job hacía esto pensando que tal vez sus hijos podrían haber ofendido a Dios o pecado contra él. Para Job, esto era una costumbre de todos los días.
6. El día en que los ángeles tenían por costumbre presentarse ante Dios, llegó también el ángel acusador.
7. Y Dios le dijo:—¡Hola! ¿De dónde vienes?Y éste le contestó:—Vengo de recorrer toda la tierra.Entonces Dios le preguntó:
8. —¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo.
9. El ángel acusador respondió:—¡Por supuesto! ¡Pero si Job te obedece, es por puro interés!
10. Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región!
11. Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!
12. Entonces Dios le dijo al acusador:—Muy bien, haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.Dicho esto, el ángel se marchó.
13-14. Un día, mientras los hijos y las hijas de Job celebraban una fiesta en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a decirle a Job: «¡Unos bandidos de la región de Sabá nos atacaron y se robaron los animales! Nosotros estábamos arando con los bueyes, mientras los burros se alimentaban por allí cerca.
15. De repente, esos bandidos comenzaron a matar gente, y sólo yo pude escapar para darle la noticia».