6. »¡Salgan ya de Babilonia!¡Sálvese quien pueda!¡No tienen por qué morirpor culpa de los babilonios!Finalmente ha llegado la horaen que voy a vengarme de ellos.¡Voy a darles su merecido!
7. Babilonia fue en mis manoscomo una fina copa de oro;todo el mundo bebió de esa copay con el vino se emborrachó.
8. Pero, cuando menos lo esperaba,fue derrotada y quedó destruida.¡Lloren por ella!¡Busquen algún remedio para su pena,a ver si recobra la salud!
9. »Algunas naciones quisieron sanarla,pero no lo consiguieron.Eran tantos sus pecadosque llegaban hasta el cielo,¡más allá de las nubes!
55-57. Se acerca ya un ejércitodispuesto a destruirla.Sus enemigos rugen como las olas;por todas partes se escuchan sus gritos.Los soldados babilonios serán capturados,y sus armas serán despedazadas.Haré que se emborrachensus jefes y sus sabios,sus gobernadores y sus oficiales,y todos sus soldados.¡Se dormirán, y nunca más despertarán!Yo dejaré a Babilonia en ruinas,y pondré fin a sus fiestas.»Yo soy rey de Israel;soy el Dios todopoderoso,y a cada quien le doy su merecido.Les juro que así lo haré».
58. El Dios de Israel también me dijo:«Los anchos muros de Babiloniaserán derribados por completo,y sus majestuosos portones serán quemados.¡De nada habrá servido tanto esfuerzode las naciones y de los pueblos,pues todo eso acabará en el fuego!»
59-60. Cuando Sedequías tenía cuatro años de reinar en Judá, fue a Babilonia. Con él fue también Seraías, que estaba a cargo de ese viaje. Antes del viaje, yo, Jeremías, le di a Seraías un mensaje. Escribí en un rollo de cuero todas las desgracias que iban a venir sobre Babilonia,
61. luego se lo entregué a Seraías, y le dije:«En cuanto llegues a Babilonia, deberás leer en voz alta todo lo que aquí dice.
62. Cuando hayas terminado, orarás así a nuestro Dios: “Tú has prometido que vas a destruir este lugar. Has dicho que vas a dejarlo hecho un desierto, y que aquí no podrá vivir ninguna persona ni ningún animal”.
63. Entonces atarás una piedra al rollo, y lo arrojarás al río Éufrates.
64. Luego dirás: “Así como este rollo de cuero se hundió en el río, también Babilonia se hundirá, y nunca más volverá a levantarse. Todos los que viven en Babilonia morirán. Esta ciudad nunca podrá recuperarse del castigo que Dios le va a mandar”».Aquí termina todo lo que yo, Jeremías, dije y escribí.