Jeremías 44:8-25 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

8. Desde que llegaron a Egipto, lo único que han hecho es hacerme enojar; han estado adorando a dioses falsos, que ellos mismos se fabrican. ¡Lo único que van a conseguir es que yo los destruya! Cuando eso ocurra, todo el mundo se burlará de ellos, y los insultará.

9. »¿Acaso ya se olvidaron de todos los pecados que cometieron sus antepasados? En Judá, y en las calles de Jerusalén, pecaron ellos y sus esposas, y también los reyes de Judá y sus esposas. ¿Acaso ya no se acuerdan?

10. Sin embargo, hasta ahora no se han arrepentido. No me respetan, ni obedecen los mandamientos que les di, a ellos y a sus antepasados.

11. »Por eso he decidido hacerles la guerra y borrarlos del mapa. ¡Yo soy el Dios de Israel!

12. Los pocos que aún quedaban en Judá, y que insistieron en irse a vivir a Egipto, morirán en ese país. Morirán en la guerra, o se morirán de hambre. Desde el más joven hasta el más viejo, nadie quedará con vida, y entre las naciones serán objeto de odio, burlas, desprecio y maldición.

13. Castigaré a los que viven en Egipto tal como castigué a los habitantes de Jerusalén: los haré morir de hambre, enfermedad y guerra.

14. Ninguno de los que se fueron a Egipto quedará con vida, ni volverá a Judá, aunque lo desee. Sólo unos cuantos lograrán huir y volverán».

15. Yo les entregué el mensaje a todos los judíos que vivían en Egipto. Algunos de ellos sabían que sus esposas quemaban incienso en honor de otros dioses. Todos vinieron y me dijeron:

16. —Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has dado de parte de Dios, no lo vamos a obedecer.

17. Al contrario, vamos a seguir haciendo lo que nos da la gana, tal como lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios. Seguiremos adorando a nuestra diosa, la Reina del cielo, y le ofreceremos incienso y vino. En realidad, cuando lo hacíamos, teníamos mucha comida y no nos faltaba nada ni nos pasaba nada malo.

18. En cambio, desde que dejamos de hacerle ofrendas de incienso y vino, nos ha faltado de todo, y la guerra y el hambre nos están matando.

19. Las mujeres dijeron:—Nuestros esposos sabían muy bien lo que estábamos haciendo. Sabían que nosotras adorábamos a la Reina del cielo, y que le ofrecíamos incienso y vino, y panes que tenían su imagen.

20. Yo les contesté:

21. —¿Y acaso creen que Dios no lo sabía? Al contrario, Dios sabía muy bien que ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios, y todo el pueblo, adoraban a otros dioses.

22. Pero llegó el momento en que Dios ya no aguantó más. Y no aguantó, por la forma en que ustedes actuaban y por las cosas asquerosas que hacían. Por eso su país se convirtió en un desierto horrible, en un montón de ruinas donde nadie vive. La ciudad es un ejemplo de maldición para todos sus vecinos. ¡Y esto es así, hasta el momento de escribir esto!

23. Ustedes pecaron contra Dios al adorar a otros dioses, y al no querer obedecer ninguno de sus mandamientos. Por eso ahora tienen que sufrir tan terrible desastre.

24. Luego me dirigí al pueblo, sobre todo a las mujeres, y añadí:—Ustedes, gente de Judá que vive en Egipto, escuchen bien lo que Dios les dice:

25. “Yo soy el Dios de Israel. Me doy cuenta de que ustedes y sus mujeres cumplen sus promesas de adorar a la Reina del cielo, y de presentarle ofrendas. ¡Muy bien! ¡Sigan cumpliendo sus promesas! ¡Sigan haciendo lo que les dé la gana!

Jeremías 44