2. «Jeremías, quiero que vayas a hablar con los descendientes de Recab. Invítalos a venir a una de las salas de mi templo. Una vez que estén allí, ofréceles una copa de vino».
3. Yo fui en busca de Jaazanías, hijo de mi tocayo Jeremías y nieto de Habasinías. También fui en busca de todas las familias descendientes de Recab,
4. y las llevé al templo. Nos reunimos en la sala de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, que era un hombre de Dios. Esta sala se encontraba junto a la de los jefes, y estaba encima de la de Maaseías hijo de Salum, que era el que vigilaba la entrada del templo.
5. Allí les ofrecí vino a todos ellos,
11. Pero cuando el rey de Babilonia invadió Israel, ellos decidieron refugiarse en Jerusalén, para escapar del ejército de Babilonia y de Siria.
14. Jonadab les ordenó que no bebieran vino, y hasta el día de hoy siguen obedeciendo esa orden. Ustedes, en cambio, no me hacen caso, aun cuando una y otra vez les he pedido que me obedezcan.
15. Siempre les he mandado a mis profetas, para decirles que dejen de hacer lo malo y no adoren a otros dioses. Les he pedido que me obedezcan, para que puedan vivir en la tierra que les prometí a ustedes y a sus antepasados. Sin embargo, ustedes insisten en desobedecerme.
16. Los descendientes de Jonadab siempre han obedecido la orden de su antepasado; en cambio, ustedes nunca han sido obedientes.
17. »Por eso ahora les anuncio todos los castigos que enviaré sobre Judá y sobre todos los que viven en Jerusalén. Los voy a castigar porque no han prestado atención a mis palabras ni han obedecido mis mandamientos. Yo, el Dios todopoderoso, les juro que así será».
18. Yo fui y hablé con los recabitas. Les dije:«El Dios todopoderoso me manda a decirles lo siguiente:“Ustedes siempre han obedecido las órdenes de su antepasado Jonadab. Han seguido al pie de la letra todas sus instrucciones.
19. Por eso, yo les prometo que uno de sus descendientes siempre estará a mi servicio”».