3. Mientras tanto, Saulo seguía maltratando a los miembros de la iglesia. Entraba en las casas, sacaba por la fuerza a hombres y a mujeres, y los encerraba en la cárcel.
4. Sin embargo, los que habían huido de la ciudad de Jerusalén seguían anunciando las buenas noticias de salvación en los lugares por donde pasaban.
5. Felipe fue a la ciudad de Samaria, y allí se puso a hablar acerca de Jesús, el Mesías. Felipe era uno de los siete ayudantes de la iglesia.
6. Toda la gente se reunía para escucharlo con atención y para ver los milagros que hacía.
7. Muchos de los que fueron a verlo tenían espíritus impuros, pero Felipe los expulsaba, y los espíritus salían dando gritos. Además, muchos cojos y paralíticos volvían a caminar.
8. Y todos en la ciudad estaban muy alegres.
9. Desde hacía algún tiempo, un hombre llamado Simón andaba por ahí. Este Simón asombraba a la gente de Samaria con sus trucos de magia, y se hacía pasar por gente importante.
27-28. Felipe obedeció. En el camino se encontró con un hombre muy importante, pues era oficial y tesorero de la reina de Etiopía. Ese oficial había ido a Jerusalén para adorar a Dios, y ahora volvía a su país.El oficial iba sentado en su carruaje, leyendo el libro del profeta Isaías.
29. Entonces el Espíritu de Dios le dijo a Felipe: «Acércate al carruaje, y camina junto a él.»
30. Felipe corrió para alcanzar el carruaje. Cuando ya estuvo cerca, escuchó que el oficial leía el libro del profeta Isaías. Entonces le preguntó:—¿Entiende usted lo que está leyendo?
31. Y el oficial de Etiopía le respondió:—¿Y cómo voy a entenderlo, si no hay quien me lo explique?Dicho esto, el oficial invitó a Felipe a que subiera a su carruaje y se sentara a su lado.
32-33. En ese momento el oficial leía el pasaje que dice:«Fue llevado al matadero,como se lleva a las ovejaspara cortarles la lana.Como si fuera un cordero,él ni siquiera abrió su boca.Fue maltratado y humillado,pero nunca se quejó.»No lo trataron con justicia;no llegó a tener hijosporque le quitaron la vida.»
34. El oficial le preguntó a Felipe:—Dígame usted, por favor: ¿está hablando el profeta de él mismo, o de otra persona?
35. Entonces Felipe, partiendo de ese pasaje de Isaías, le explicó las buenas noticias acerca de Jesús.
36-37. En el camino pasaron por un lugar donde había agua. Entonces el oficial dijo: «¡Allí hay agua! ¿No podría usted bautizarme ahora?»
38. Enseguida el oficial mandó parar el carruaje, bajó con Felipe al agua, y Felipe lo bautizó.