3-5. Pero Judá le dijo:—El gobernador de Egipto claramente nos dijo que no va a recibirnos si no llevamos a nuestro hermano. Así que iremos a comprar trigo sólo si dejas que él nos acompañe.
6. Su padre les dijo:—¿Y para qué le dijeron que tenían otro hermano? ¿Por qué me causan tantos problemas?
7. Ellos le respondieron:—Es que ese hombre nos hacía muchas preguntas acerca de nosotros y de nuestra familia. Que si todavía vivías, que si teníamos algún otro hermano. Nosotros no hicimos más que responderle. Jamás nos imaginamos que nos pediría llevar a nuestro hermano.
8. Por su parte, Judá le dijo a su padre:—Si queremos seguir con vida, Benjamín tiene que venir con nosotros. Déjalo ir, y nos iremos enseguida.
9. Yo me hago responsable por él. Si no te lo devuelvo aquí mismo, toda mi vida cargaré con la culpa.
26-28. Cuando José llegó a su casa, ellos se inclinaron delante de él y le entregaron los regalos que le habían llevado. Luego de saludarlos, José les preguntó si su padre aún vivía.Ellos le respondieron:—Así es, nuestro padre todavía vive, está bien de salud y listo para servirle.
29. José miró a su alrededor, y cuando vio a Benjamín, su hermano de padre y madre, les preguntó:—¿Es éste su hermano menor, del que me hablaron? ¡Que Dios te bendiga, hijo mío!
30. Tan conmovido quedó José al ver a su hermano, que salió de prisa, entró en su cuarto y se echó a llorar.
31. Luego se lavó la cara y, controlando sus emociones, salió y dijo:—¡Sirvan ya la comida!