1. En todo Canaán el hambre seguía aumentando,
2. así que cuando se acabó el trigo que habían traído de Egipto, su padre les dijo:—Vuelvan a Egipto y compren más trigo para que tengamos comida.
3-5. Pero Judá le dijo:—El gobernador de Egipto claramente nos dijo que no va a recibirnos si no llevamos a nuestro hermano. Así que iremos a comprar trigo sólo si dejas que él nos acompañe.
6. Su padre les dijo:—¿Y para qué le dijeron que tenían otro hermano? ¿Por qué me causan tantos problemas?
7. Ellos le respondieron:—Es que ese hombre nos hacía muchas preguntas acerca de nosotros y de nuestra familia. Que si todavía vivías, que si teníamos algún otro hermano. Nosotros no hicimos más que responderle. Jamás nos imaginamos que nos pediría llevar a nuestro hermano.
11-13. Ante esto, su padre no tuvo más remedio que aceptar:—Pues si no hay otra solución, llévense a su hermano y vuelvan ya a donde está ese hombre. Pero hagan lo siguiente: Llenen sus sacos con los mejores productos de nuestro país para regalárselos. Llévenle bálsamo, un poco de miel, algunas especias, y mirra, pistachos y almendras. Lleven también una doble cantidad de dinero, pues tienen que entregar el que les devolvieron en sus sacos. Tal vez lo pusieron allí por error.
21-22. Y resulta que cuando paramos para pasar la noche, al abrir nuestros sacos cada uno de nosotros encontró allí su dinero. ¡No faltaba nada! Pero no sabemos quién lo haya puesto allí. Aquí lo traemos con nosotros, y también traemos más dinero para comprar más trigo.
26-28. Cuando José llegó a su casa, ellos se inclinaron delante de él y le entregaron los regalos que le habían llevado. Luego de saludarlos, José les preguntó si su padre aún vivía.Ellos le respondieron:—Así es, nuestro padre todavía vive, está bien de salud y listo para servirle.