7. Yo les dije a los huesos lo que Dios me había ordenado decir. Y mientras hablaba de parte de Dios, escuché un ruido muy fuerte. Eran los huesos, que se estaban juntando los unos con los otros.
8. Pude ver cómo les salían tendones, y les crecía carne y se recubrían de piel. Sin embargo, seguían sin vida.
9. Entonces Dios me dijo:—Llama al aliento de vida. Dile que yo le ordeno que venga de los cuatro puntos cardinales, y que les dé vida a estos huesos muertos.
10. Yo le repetí al aliento de vida lo que Dios me ordenó decirle, y el aliento de vida entró en los huesos. Entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Eran tantos que parecían un ejército!
11. Dios me dijo entonces:—Ezequiel, estos huesos representan a los israelitas. Ellos se andan quejando, y dicen: “No hay remedio; estamos perdidos. ¡Somos unos huesos secos!”
15. Dios también me dijo:
16. «Toma un trozo de madera y escribe en él: “Del reino de Judá”. Toma luego otro pedazo de madera y escribe en él: “Del reino de Israel”.
17. Junta en tus manos los dos trozos de madera,
18. y cuando la gente de tu pueblo pregunte qué quieres decir con eso,
19. tú le dirás: “Dios ha declarado que juntará a Judá y a Israel, y que hará de los dos un solo reino”.
20. »Después de eso, levanta los dos trozos de madera, para que todos los vean,
21. y diles: “Dios ha prometido reunir y sacar a los israelitas de las naciones donde ahora se encuentran, para llevarlos de nuevo a su tierra”.