1. Dios también me dijo:
2-4. «Ezequiel, hombre mortal, vuelve la mirada hacia Jerusalén y diles a los israelitas que yo me he declarado enemigo de ellos y del templo. Tomaré la espada y, desde el norte hasta el sur, mataré por igual a justos y a pecadores.
5. Todo el mundo se dará cuenta entonces de que, cuando yo saco la espada, algo terrible va a suceder.
6. »Pero tú, ve y llora amargamente delante de todos ellos. Déjales ver tu dolor.
7. Y si te preguntan por qué lloras, diles que te da tristeza saber que pronto pasará algo que dejará a todos sin aliento, sin fuerzas y temblando de miedo. Esto sucederá en cualquier momento. Ya no tarda. Les juro que así será».
8. Dios también me dijo:
14-15. »Pero tú, Ezequiel, da este mensaje de mi parte:“¡Que hiera la espada!¡Que mate y vuelva a matar!¡Que todos tiemblen de miedo!¡Los tengo acorralados!”Por todas partes he puestola espada asesina.Pulida está, para deslumbrar;afilada está, para matar.
19-20. «Tú, Ezequiel, dibuja dos caminos, para que el rey de Babilonia pase por ellos con su espada. Los dos caminos saldrán del mismo país. Allí donde comience cada camino pondrás señales que indiquen a dónde llevan. Una de las señales apuntará hacia Rabá, la ciudad de los amonitas, y la otra apuntará hacia Jerusalén, la ciudad amurallada de Judá.
25-26. ”Y tú, rey de Israel,eres un criminal malvado.Pero te ha llegado la hora;¡llegó el día de tu castigo!¡Quítate de la cabeza el turbante!¡Entrega ya tu corona,que todo va a cambiar!Lo que hoy está arriba,mañana estará abajo;lo que hoy está abajo,mañana estará arriba.Les juro que así será”.