Esdras 8:11-23 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

2-3. Guersón, de la familia de Finees;Daniel, de la familia de Itamar;Hatús, de la familia de David;Zacarías, de la familia de Parós, con otros ciento cincuenta hombres que estaban en la lista;

11. Zacarías, de la familia de Bebai, con veintiocho hombres;

12. Johanán, de la familia de Azgad, con ciento diez hombres;

13. Elifélet, Jeiel y Semaías, de la familia de Adonicam que, junto con sesenta hombres más, regresaron a Jerusalén días más tarde;

14. Utai y Zabud, de la familia de Bigvai, con setenta hombres.

15. Yo, Esdras, los reuní a todos junto al río que corre hacia Ahavá, y acampamos allí tres días. Cuando pasé lista a la gente y a los sacerdotes, encontré que no había entre ellos ningún ayudante de la tribu de Leví.

16. Así que mandé a buscar a Eliézer, a Ariel, a Semaías, a Elnatán, a Jarib, a Elnatán, a Natán, a Zacarías y a Mesulam, que eran líderes del pueblo, y a los maestros Joiarib y Elnatán.

17. Les ordené que fueran a ver a Idó, jefe del lugar llamado Casifiá, y les pidieran a él y a sus compañeros que nos enviaran servidores para el templo de nuestro Dios, ya que ellos tenían experiencia en ese trabajo.

18. Gracias a Dios, nos mandaron a Serebías, y a sus hijos y hermanos; en total nos mandaron a dieciocho personas. Serebías era un hombre muy capaz, descendiente de Mahli, un hombre de la tribu de Leví.

19. También nos enviaron a Isaías y a Hasabías, y a sus hijos y hermanos, que descendían de Merarí. En total nos enviaron veinte personas.

20. Además de ellos nos enviaron a doscientos veinte servidores del templo de Dios, cuyos antepasados habían sido puestos por David para apoyar a los ayudantes de los sacerdotes. Y se anotaron los nombres de cada uno de ellos.

21. Después de esto nos reunimos junto al río de Ahavá, y allí mismo ordené que hiciéramos un ayuno para humillarnos ante nuestro Dios, y así pedirle que protegiera a nuestras familias y pertenencias durante el regreso a Jerusalén.

22. Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino. Le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que lo adoran, pero que los que se apartan de él tendrían que soportar todo su enojo.

23. Así que ayunamos y oramos a Dios pidiéndole que nos cuidara, y él nos escuchó.

Esdras 8