1. Si vas al templo, ten cuidado con lo que haces y presta atención a lo que allí se enseña. Es mejor obedecer a Dios que ofenderlo presentando ofrendas sin pensar en lo que se hace.
2. Ante Dios, piensa bien lo que vas a decir, pues Dios es más poderoso que tú.
3. Recuerda que «el que mucho se preocupa tiene muchas pesadillas», y que «el que mucho habla dice muchas tonterías».
4. Si le haces una promesa a Dios, no te tardes en cumplirla, porque a Dios no le gusta la gente tonta que no cumple.
5. Recuerda que «vale más no prometer, que prometer y no cumplir».
6. No cometas el error de hablar sin pensar. Tampoco te disculpes luego con el sacerdote, y digas que lo hiciste sin querer. No hay necesidad de que Dios se enoje contigo y destruya lo que tanto trabajo te ha costado, ¡y todo por hablar sin pensar!