1. Nuestro Dios me permitió ver los saltamontes que estaba por lanzar sobre los campos de Israel. Ya se había levantado la primera cosecha, la que pertenece al rey. Pero faltaba levantar la segunda cosecha, la que es para el pueblo.
2. Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios:—¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?
16-17. »Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque son descendientes de Isaac. Ahora escúchame tú lo que Dios me manda a decirte:“En esta misma ciudad,tu mujer se volverá prostituta,y tus hijos y tus hijasmorirán atravesados por la espada.Otros se quedarán con tus tierras,tú morirás lejos de tu patria,y los israelitas serán llevadosa un país muy lejano”.