2-3. Me será fácil alcanzarlo, pues él está cansado y sin ánimo. ¡Lo asustaré de tal manera, que su gente huirá y lo dejará solo!»Pero no heriré a nadie más que a David, ya que usted sólo quiere deshacerse de él. Entonces la gente se volverá a usted, y nadie saldrá lastimado».
19. La esposa de ese hombre cubrió el pozo con una tapa, y sobre la tapa echó trigo. Así nadie pudo darse cuenta de que allí había un pozo.
20. Al llegar los hombres de Absalón a la casa, le preguntaron a la mujer dónde estaban Ahimaas y Jonatán. Ella les dijo que habían cruzado el arroyo. Y como los buscaron y no pudieron encontrarlos, regresaron a Jerusalén.
21. En cuanto los hombres de Absalón se fueron, los sacerdotes salieron del pozo y fueron a decirle a David: «Váyase usted de aquí. Cruce rápidamente el río, porque Ahitófel le ha dicho a Absalón cómo darle alcance a usted».