4. Entonces Ahab se fue a su palacio enojado y triste. Después se acostó en su cama mirando hacia la pared y no quiso comer.
5. Su esposa Jezabel fue a verlo y le preguntó:—¿Por qué estás tan triste y no quieres comer?
6. Ahab le respondió:—Porque le pedí a Nabot que me vendiera su plantación de uvas. Le dije que se la iba a pagar o que si prefería le daría un lugar mejor. Pero él me respondió que no me la dará.
7. Su esposa Jezabel le dijo:—¿Acaso no eres tú el que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo te voy a conseguir la plantación de Nabot.
8. Así que Jezabel escribió cartas de parte de Ahab y les puso el sello del rey. Después se las envió a los líderes del pueblo y a los jefes que vivían en la misma ciudad que Nabot.
14. Luego le mandaron a decir a Jezabel: «Nabot está muerto».
15. Enseguida Jezabel llamó a Ahab y le dijo:—Ve y toma el viñedo de Nabot, el que no te quiso vender, porque Nabot ya está muerto.
16. Tan pronto como Ahab escuchó que Nabot había muerto, se levantó y fue al viñedo para adueñarse de él.
17. Entonces Dios le dijo al profeta Elías:
18. «Ve a Samaria y busca a Ahab, el rey de Israel. Él fue a adueñarse del viñedo de Nabot.
19. Debes decirle que va a morir, pues mató a Nabot y se adueñó de su viñedo. Los perros van a lamer su sangre en el mismo lugar en que lamieron la de Nabot».