3. Pero Nabot le contestó:—¡Ni quiera Dios! No le daré a usted lo que mis padres me dejaron al morir.
4. Entonces Ahab se fue a su palacio enojado y triste. Después se acostó en su cama mirando hacia la pared y no quiso comer.
5. Su esposa Jezabel fue a verlo y le preguntó:—¿Por qué estás tan triste y no quieres comer?
6. Ahab le respondió:—Porque le pedí a Nabot que me vendiera su plantación de uvas. Le dije que se la iba a pagar o que si prefería le daría un lugar mejor. Pero él me respondió que no me la dará.
7. Su esposa Jezabel le dijo:—¿Acaso no eres tú el que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo te voy a conseguir la plantación de Nabot.
8. Así que Jezabel escribió cartas de parte de Ahab y les puso el sello del rey. Después se las envió a los líderes del pueblo y a los jefes que vivían en la misma ciudad que Nabot.
14. Luego le mandaron a decir a Jezabel: «Nabot está muerto».