1 Reyes 2:12-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

12. Después de él, reinó Salomón, quien logró hacer de Israel una nación muy poderosa.

13. Después de la muerte de David, Adonías fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón. Ella le preguntó:—¿Vienes como amigo o como enemigo?Él contestó:—Vengo como amigo,

14. y quiero pedirte un favor.Betsabé le dijo:—Dime de qué se trata.

15. Entonces Adonías le respondió:—Tú sabes que el reino de Israel era para mí. Todo el país esperaba que yo fuera el rey. Pero ahora el rey es mi hermano Salomón, porque así Dios lo ha querido.

16. Sólo quiero pedirte un favor. No me lo niegues.Ella le dijo:—¿Qué es lo que quieres?

17. Él le contestó:—Te ruego que le pidas al rey Salomón que me dé como esposa a Abisag, la joven de Sunem. Estoy seguro de que él no se opondrá.

18. Betsabé dijo:—Está bien. Voy a hablar con él.

19. Así que Betsabé fue a hablar con el rey Salomón. El rey se levantó para recibir a su madre y, en señal de respeto, se inclinó delante de ella. Después se sentó en su trono, y mandó que trajeran un sillón para Betsabé. Ella se sentó a la derecha de Salomón, que es el lugar más importante,

20. y le dijo:—Quiero pedirte un pequeño favor; no me digas que no.El rey le contestó:—Madre, pídeme lo que quieras que yo te lo daré.

21. Ella le dijo:—Deja que tu hermano Adonías se case con Abisag, la del pueblo de Sunem.

22. El rey Salomón le contestó a su madre:—¿Por qué me pides eso? Él es mi hermano mayor, y además el sacerdote Abiatar y el general Joab están de su parte. ¿No quieres que también le dé el reino?

23. Después el rey Salomón hizo este juramento: «Que Dios me castigue para siempre si Adonías no muere por haberme hecho esa petición.

24. ¡Hoy mismo morirá! Lo juro por Dios, que me dio un reino poderoso, y prometió que mis descendientes reinarán después de mí».

25. Entonces el rey Salomón le ordenó a Benaías que matara a Adonías. Y Benaías fue y lo mató.

26. Luego, el rey le dijo al sacerdote Abiatar: «Vete a Anatot, tu tierra. Mereces morir, pero no te mataré ahora, porque tú fuiste quien llevaba el cofre del pacto de Dios cuando mi padre David lo trajo a Jerusalén, y además lo acompañaste en los momentos más difíciles».

1 Reyes 2