2. Al contrario, decidí hablarles sólo de Cristo, y principalmente de su muerte en la cruz.
3. Cuando me acerqué para enseñarles y anunciarles el mensaje, me sentía poco importante y temblaba de miedo.
4. No fui a ustedes como un sabelotodo, ni usé palabras elegantes. Sólo dejé que el Espíritu de Dios mostrara su poder y los convenciera.
5. Y así, ustedes creyeron en Dios, no por medio de la sabiduría humana sino por el poder de Dios.
6. Sin embargo, cuando hablamos con los que ya entienden mejor el mensaje de Dios, hablamos con sabiduría. Pero no empleamos la sabiduría humana como la emplean la gente y los gobernantes de este mundo. El poder que ellos tienen está condenado a desaparecer.
7. Nosotros enseñamos el mensaje con palabras inteligentes, que vienen de Dios. Ese mensaje habla de los planes que Dios tenía en secreto desde antes de crear el mundo, y que él quiso manifestarnos para que podamos compartir su gloria.
8. Claro que este plan inteligente de Dios no lo entendió ninguno de los gobernantes del mundo. Si ellos lo hubieran entendido, no habrían colgado de la cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida.