30. Y escupiendo en él, tomaban la caña, y le herían en su cabeza.
31. Y después que le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le vistieron de sus vestidos, y le llevaron para colgarle en el madero.
32. Y saliendo, hallaron a un cireneo, que se llamaba Simón; a éste cargaron para que llevase su madero.