36. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?
37. ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
38. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.