5. Así también el Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy:
6. Como también dice en otro lugar: Tú eres Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
7. El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.
8. Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia;
9. en la cual consumado, fue hecho causa de eterna salud a todos los que le obedecen;
10. nombrado por Dios Sumo Sacerdote, según la orden de Melquisedec.