1. ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por vuestras miserias que os vendrán.
2. Vuestras riquezas están podridas; y vuestras ropas están comidas de polilla.
3. Vuestro oro y plata están corroídos, y su óxido testificará contra vosotros, y comerá vuestra carne como fuego. Habéis acumulado tesoro para los días postreros.
4. He aquí, clama el jornal de los obreros que han segado vuestros campos, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros; y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
5. Habéis vivido en placeres sobre la tierra, y habéis sido disolutos; habéis engrosado vuestros corazones como en día de matanza.
6. Habéis condenado y dado muerte al justo; y él no os resiste.
7. Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía.
8. Tened paciencia también vosotros; afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.