Santiago 1:11-24 Reina Valera Gómez (RVG)

11. Porque apenas se levanta el sol con ardor, y la hierba se seca, y la flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todos sus caminos.

12. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando hubiere sido probado, recibirá la corona de vida, que el Señor ha prometido a los que le aman.

13. Cuando uno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado con el mal, ni Él tienta a nadie;

14. sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído, y seducido.

15. Y la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, engendra muerte.

16. Amados hermanos míos, no erréis.

17. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

18. Él, de su voluntad nos ha engendrado por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

19. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea presto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

20. porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

21. Por lo cual, dejad toda inmundicia y superfluidad de malicia, y recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22. Mas sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

23. Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

24. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego se olvida cómo era.

Santiago 1