11. El Señor daba palabra: Grande era el ejército de aquellos que la publicaban.
12. Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; y las que se quedaban en casa repartían el despojo.
13. Bien que fuisteis echados entre los tiestos, seréis como alas de paloma cubiertas de plata, y sus plumas con amarillez de oro.
14. Cuando el Omnipotente esparció los reyes en ella, se emblanqueció como la nieve en Salmón.
15. Monte de Dios es el monte de Basán; monte alto el de Basán.
16. ¿Por qué os levantáis, oh montes altos? Éste es el monte que Dios deseó para su morada; ciertamente Jehová habitará en él para siempre.