2. Te has hermoseado más que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre.
3. Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad.
4. Y en tu gloria sé prosperado: Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia; y tu diestra te enseñará cosas terribles.
5. Tus saetas agudas con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del Rey.
6. Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de equidad es el cetro de tu reino.