33. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, así como yo tuve misericordia de ti?
34. Entonces su señor se enojó, y le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
35. Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de vuestro corazón cada uno a su hermano sus ofensas.