8. Porque el Hijo del Hombre es Señor aun del sábado.
9. Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos:
10. Y he aquí había un hombre que tenía seca una mano. Y le preguntaron para poder acusarle, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
11. Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un pozo en sábado, no le eche mano, y la levante?
12. Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que es lícito hacer el bien en sábado.
13. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.
14. Entonces salieron los fariseos y tomaron consejo contra Él, de cómo le matarían.
15. Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y grandes multitudes le seguían, y sanaba a todos.
16. Y les encargaba rigurosamente que no le diesen a conocer:
17. Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, que dijo:
18. He aquí mi siervo, a quien he escogido: Mi amado, en quien se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre Él, y a los gentiles anunciará juicio.
19. No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz.
20. La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.