Marcos 9:10-28 Reina Valera Gómez (RVG)

10. Y retuvieron la palabra entre sí, preguntándose entre ellos qué significaría eso de resucitar de los muertos.

11. Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

12. Y respondiendo Él, les dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; y como está escrito del Hijo del Hombre, que debe padecer mucho y ser tenido en nada.

13. Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.

14. Y cuando vino a sus discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.

15. Y en seguida todo el pueblo, al verle, se asombró, y corriendo hacia Él, le saludaron.

16. Y preguntó a los escribas: ¿Qué disputáis con ellos?

17. Y uno de la multitud respondiendo, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,

18. el cual, dondequiera que le toma, le desgarra; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.

19. Y respondiendo Él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo que soportar? Traédmele.

20. Y se lo trajeron; y cuando le vio, al instante el espíritu le desgarraba; y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.

21. Y Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño:

22. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua para matarle; pero si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros, y ayúdanos.

23. Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

24. Y al instante el padre del muchacho, clamando con lágrimas, dijo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad.

25. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

26. Entonces el espíritu, clamando y desgarrándole mucho, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.

27. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.

28. Y cuando Él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?

Marcos 9