2. Y saliendo Él de la barca, en seguida le salió al encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
3. que tenía su morada entre los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas.
4. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos, y nadie le podía domar.
5. Y siempre, de día y de noche, andaba en los montes y en los sepulcros, dando voces e hiriéndose con piedras.
6. Y cuando vio a Jesús de lejos, corrió y le adoró.
7. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tengo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
8. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
9. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.
10. Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella provincia.
11. Y estaba allí cerca del monte un hato grande de puercos paciendo.
12. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.
13. Y luego Jesús se los permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos (los cuales eran como dos mil); y el hato se precipitó al mar por un despeñadero; y en el mar se ahogaron.
14. Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido.
15. Y vinieron a Jesús, y vieron al que había sido poseído del demonio y había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
16. Y los que lo habían visto les contaron cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos.
17. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.