1. Y otra vez entró en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.
2. Y le acechaban, si en sábado le sanaría, para poder acusarle.
3. Entonces dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate y ponte en medio.
4. Y les dijo: ¿Es lícito hacer bien en sábado, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
5. Entonces mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano le fue restaurada sana como la otra.
6. Y saliendo los fariseos, en seguida tomaron consejo con los herodianos contra Él, de cómo le matarían.