23. Entonces él, al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
24. Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
25. Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
26. Y los que oyeron esto, dijeron: ¿Quién, entonces, podrá ser salvo?
27. Y Él les dijo: Lo que es imposible con los hombres, es posible con Dios.
28. Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.
29. Y Él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o esposa, o hijos, por el reino de Dios,
30. que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el mundo venidero la vida eterna.
31. Y tomando a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que fueron escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre.
32. Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, e injuriado, y escupido.
33. Y después que le hubieren azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
34. Pero ellos no entendían nada de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía.
35. Y aconteció que acercándose Él a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;
36. y oyendo a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.
37. Y le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret.
38. Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
39. Y los que iban delante, le reprendían para que se callara; pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40. Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,
41. diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
42. Y Jesús le dijo: Recibe la vista, tu fe te ha salvado.