8. Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si pudieres tú dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
9. ¿Cómo, pues, harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de a caballo?
10. ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
11. Entonces dijo Eliaquim, y Sebna y Joah al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua judaica, a oídos del pueblo que está sobre el muro.
12. Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a ti y a tu señor, a que dijese estas palabras, y no a los hombres que están sobre el muro, para que coman su estiércol y beban su orina con vosotros?
13. Entonces el Rabsaces se puso en pie, y gritó a grande voz en lengua judaica, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
14. El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar.