10. Tu madre es como una vid en tu sangre, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
11. Y ella tuvo varas fuertes para cetros de señores; y se levantó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista en su altura, y con la multitud de sus sarmientos.
12. Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y viento solano secó su fruto; fueron quebradas y se secaron sus varas fuertes; las consumió el fuego.
13. Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
14. Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte, cetro para señorear. Endecha es ésta, y de endecha servirá.